Empezaré por las conclusiones basadas en estudios científicos que expongo a continuación.

    • Hasta los años 30/40 no empezaron a cuestionarse seriamente los conceptos MASCULINO/FEMENINO a todas luces insostenible. En 1974 Luria y Livi Bacci en 1976, vaticinaban que el rompimiento de roles rigidos podría implicar un cambio sustancial en la composición de parejas y los movimientos socio-políticos en general.

 

  • El contenido de los conceptos basado en un afán de clasificación sobre el poder y la dominación era cada vez más evidente: roles y características de lo Masculino: dominio, confianza en sí mismo, capacidad para tomar decisiones, perseguir y alcanzar éxito, agresividad, creatividad etc. lo Femenino: desconfianza en si misma , falta de capacidad de decisión, dominio y creatividad. Como se ve estos roles no son diferentes sino opuestos, es decir supremacía cultural y valoración social de lo Masculino e infravaloración de lo Femenino: el “servicio doméstico y reproductor” ideal para el Masculino y que no pase ahí !!!!
  • Se admitió que los determinantes psico-sociales eran primordiales para la identidad de los núcleos genéricos (Grupo Johns Hopkins) varios estudios con gemelos lo demuestran sobradamente: 1- nacidos con genitales masculinos ocultando a los padres los genitales, adjudicaban el género con la observación del comportamiento protesta/no protesta, actividad/pasividad, sonríe/no sonríe, 2- gemelos uno F y otro M; los padres adjudicaban el genero de forma inversa, 3- gemelos genitales masculinos, uno de ellos accidentalmente pierde el pene y dado la edad del bebé, los médicos aconsejan a los padres educarlo con características femeninas y se desarrolla sin problema con el estado adjudicado.
  • Actualmente, (gracias a esta clasificación genitalizada y polarizada) todavía se considera el género masculino superior al femenino, sobretodo en determinadas culturas que no hace falta precisar porque en la nuestra nos queda mucho por resolver. Un claro ejemplo es el castigo que reciben los hombres afeminados en comparación con las mujeres masculinizadas.

 

EMPEZAMOS A SER RAZONABLES

Es en 1973 (Constantinople) cuando comienzan a criticar las escalas de evaluación y a estudiar constructos que incluyan lo F y lo M en el mismo individuo y en qué proporción.
En la Facultad de Psicología los estudiantes de último curso participábamos en tests de diferentes escalas de medida para saber en qué proporción éramos portadores de F y M y los resultados eran muy sorprendentes.
Se crearon diferentes constructos para reflejar estos resultados y de qué forma se manifestaban en lo cotidiano y sobretodo de qué forma ESCLAVIZABAN al ser humano con esta servidumbre inadmisible a la forma de sus genitales, hasta el punto de someterse a múltiples intervenciones y tratamientos para que la sociedad les acepte como se manifiestan.

 

PRIMERAS LUCES:

Hay quien descarta llamar Femenino y Masculino a este conjunto de características que nos diferencian y enfrentan y lo llaman división entre rasgos “instrumentales” o “agency” (orientación instrumental, asertiva, , independientes, fuertes, decididos) y rasgos “expresivos” o “comunales” (orientación expresiva, emocional asuntos internos del sistema, integradores compasivos e interesados por el bienestar de los demás) y aquí nace la

 

ANDROGINIA:

M/F A/C dimensiones independientes u ortogonales.

M/F A/C constructo bi/multidimensional

No existe interacción entre sexo y rol de genero. Una persona puede ser M, F A/C o andrógina y la persona andrógina es la perfección suma con las cualidades que la Biblia otorgaba a los ángeles.

Por supuesto sin preocuparse de los genitales, las parejas de seres humanos (al menos nos han hecho creer los “clásicos”) se unen por amor no porque uno es reproductor y el otro inseminador… bref!!! Me pareció un adelanto porque muchas parejas dejarían de formarse con supuestos TACITOS y se verían obligados a establecer acuerdos de convivencia EXPLICITOS.

Es imprescindible superar los modelos dualistas, debemos renegar de la polarización sexual y mucho más dice Carolina Heilbrun (1.973) en su libro “Towards a recognition of androgyny”.